Nuestro seminarista Rafael nos comparte la meditación correspondiente al segundo jueves de Pascua.
Jueves II de Pascua (23-04-2020)
“Testigos de esto somos nosotros y el Espíritu Santo, que Dios da a los que lo obedecen”
Dice el sumo sacerdote en la lectura de hoy: “queréis hacernos responsables de la sangre de ese hombre”. A veces veo a los jefes judíos como los “malos” de la película, sin embargo, no creo que estén tan lejos de mí. Y es que, cada vez que quiero esconder mis pecados, ocultar mis debilidades a Dios, a los demás, o, incluso, a mí mismo, ¿no estoy diciendo lo mismo que ese sumo sacerdote?
En realidad, el hecho de ser responsable de la muerte de Jesús —porque es un hecho, no lo puedo esconder—, Él mismo, resucitando, ¡lo ha convertido en mi propia salvación! Esta certeza, cada vez que ore, me ayudará a ponerme delante del Señor sin máscaras, tal y como soy, para dejarme curar y salvar por Él, que tanto me ama.
Este es de verdad el primer paso en la obediencia a Dios. Eso que dice Pedro, “hay que obedecer a Dios antes que a los hombres”, que me resulta tan difícil a veces, empieza así, reconociéndome absolutamente necesitado de Él. Sólo así estaré aceptando el testimonio de Jesús, sólo así estaré creyendo de verdad en Él, y, en definitiva, sólo así podré recibir de Cristo el Espíritu Santo sin medida, poseer la vida eterna, y ser testigo suyo ante el mundo.
Rafael, seminarista
Descargar: Meditación Jueves II Pascua.pdf
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