La práctica cristiana perteneciente a este mes de noviembre se corresponde con nuestra tradición de recordar a los difuntos de nuestras familias, especialmente en estas fechas.
Os invitamos a todos a rezar por vuestros familiares difuntos.
Oración por los difuntos
La tradición de orar por los difuntos se remonta ya a tiempos del Antiguo Testamento donde se recoge que Israel oró por ellos. En el segundo libro de los Macabeos encontramos que Judas Macabeo después de un combate oró por los que cayeron muertos para que fueran liberados de sus pecados. Siguiendo esta tradición, la Iglesia desde los primeros tiempos del cristianismo comenzó a orar por los difuntos, convirtiéndose en una práctica cristiana de misericordia y con la que los fieles podemos ayudar intercediendo por las almas que se encuentran en el Purgatorio para que alcancen el eterno descanso en la gloria de Dios.
Texto del Evangelio
Dijo Jesús a sus discípulos:
“No se turbe vuestro corazón, creed en Dios y creed también en mí. En la casa de mi Padre hay muchas moradas; si no, os lo habría dicho, porque me voy a prepararos un lugar. Cuando vaya y os prepare un lugar, volveré y os llevaré conmigo, para que donde estoy yo estéis también vosotros. Y adonde yo voy, ya sabéis el camino”. (Jn 14, 1-4)
Práctica
El Papa Francisco nos resume esta práctica cristiana:
«El recuerdo de los difuntos, el cuidado de los sepulcros y las súplicas a Dios por los difuntos son testimonios de confiada esperanza, arraigada en la certeza de que la muerte no es la última palabra sobre la suerte humana, […] La tradición de la Iglesia siempre ha exhortado a rezar por los difuntos, en particular ofreciendo por ellos la celebración eucarística: es la mejor ayuda espiritual que podemos dar a sus almas, especialmente a las más abandonadas»
(Francisco, Ángelus 2 de noviembre 2014).
Oración de sufragio por el alma de nuestros difuntos:
“¡Oh buen corazón de Jesús! Tú que siempre te conmueves ante el dolor y el sufrimiento de los demás mira con piedad las almas de todos mis seres queridos que ahora se encuentran en el Reino de los Cielos. Oye mi oración con compasión por ellos y haz que quienes ya no están físicamente con nosotros disfruten del descanso eterno. Amén.”
Padre Nuestro, Ave María y Gloria
Dales, Señor, el descanso eterno
(R): y brille para ellos la luz perpetua
Descansen en paz
(R): Amén
Su alma y las almas de todos los fieles difuntos, por la misericordia de Dios, descansen en paz.
(R): Amén
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