Hoy es el viernes de la Octava de Pascua, a continuación la meditación que comparte con nosotros nuestro seminarista Rafael.
Viernes Octava de Pascua (17 – 4 – 2020)
“Es el Señor”
Algunos discípulos, tras los intensos acontecimientos de Jerusalén, vuelven a su labor cotidiana en Galilea: la pesca. Y no pescan nada. Puede parecerse un poco a nuestra semana, que es una “vuelta” a las tareas habituales después de lo que hemos celebrado. Quizás sea un retorno difícil, aún más si sumamos las circunstancias actuales. La oración puede resultar costosa (y darle el tiempo que se merece…), la pereza acompaña a las tareas, y, tras la intensidad de lo vivido, las distracciones ahora pueden perdernos.
El resto del relato… pues nos lo sabemos. Aparición de Jesús Resucitado, milagro al canto, estupor, la red repleta… Bueno, nos lo sabemos, pero no nos lo acabamos de creer. No nos entra en la cabeza que, sólo si está Jesús en lo cotidiano, ello cobra sentido y vida, resucita, suceden milagros. Sin embargo, lo primero que solemos hacer cuando todo flojea es ir dejando la oración, ¡cuando debería de ser al revés!
Por ello, pídele a Él esa perseverancia. Un buen signo de que el Espíritu actúa y estamos dejando entrar a Jesús en lo cotidiano, es que ello lo vamos viviendo con más pasión, incluso si es arduo. Nos ayudará mucho meditar hoy sobre Pedro, especialmente sobre esa pasión, ese arrojo y valentía que le venía del Espíritu y le llevó a dar la cara por Cristo ante los jefes judíos (y otras muchas hazañas que narran los Hechos). Lo único que hemos de hacer es lanzarnos confiadamente, sin miedo, hacia Cristo, como él hizo desde la barca al escuchar de su amigo Juan: “Es el Señor”.
Rafael, seminarista
Descargar :Meditación viernes Octava de Pascua 2020.pdf
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