Compartimos en esta ocasión la meditación que nos ha enviado nuestro seminarista Rafael y que corresponde al Sábado Santo 2020. Muchas gracias a los seminaristas por sus textos.
Sábado Santo, 11-04-2020
Oh muerte, yo seré tu muerte; yo seré, oh abismo, tu aguijón
Hoy es el día del silencio de Dios. El cuerpo muerto del Señor descansa en el sepulcro. Sin poder hacer nada, sin más obras portentosas, sin más palabras sorprendentes. Nada. Un silencio que sobrecoge y que, al mismo tiempo, inquieta. Hoy me puedo preguntar, ¿es necesario este silencio total?, ¿para qué se oculta Dios?
Y puedo mirar todas esas ocasiones en las que Jesús me ha buscado, me ha querido hablar, ha hecho grandes cosas en mí, y yo no he respondido. A veces el Señor tiene que esconderse casi totalmente para que podamos ver cuánto necesitamos de Él. Y mientras Jesús, en este silencio absoluto del sepulcro, está salvando. Hoy, cuando no le escucho ni le veo, me está rescatando de la muerte, del pecado, del mayor abismo: vivir sin Él –o, aún peor, creer que existe vida sin Él, o con Él y el pecado, o con Él y aquellas cosas que, sin ser malas, me apartan de Él–.
El mejor camino para afrontar este momento es mirar a la Estrella, invocar a María. Fiarnos de la que, durante aquel santo Sábado, fue recogiendo a los apóstoles cansados y los reunió en el Cenáculo para esperar juntos al Resucitado. Aferrarme al rosario, dejarme consolar y abrazar por mi Madre, para poder esperar con fe la Resurrección.
Rafael, seminarista
Descargar : Meditación Sábado Santo 2020.pdf
Puedes leer también: