Hoy 2 de febrero de 2021 recuperamos el precioso testimonio de Elena.
Elena ha querido compartir con todos nosotros su experiencia de vida consagrada. Agradecemos mucho su testimonio y su ayuda en las múltiples actividades de la parroquia en las que participa.
¡Gracias Elena! aprendemos mucho de tí.
Hoy día 2 de febrero celebramos el día de la vida consagrada y doy muchas gracias a Dios por poder celebrarlo de una forma especial. Después de mi vida y mi fe, el regalo más grande que me ha hecho el Señor es mi vocación. El Señor me ha llamado para ser sólo para Él y es inimaginable, hasta que se vive, la alegría que esto es ¡a mí me costó reconocerlo! Crecí dentro de una familia con una fe viva y con una intensa vida parroquial o, mejor dicho, la parroquia era una parte fundamental de mi vida, en la que fui conociendo poco a poco al Señor y acercándome a Él hasta que llegó un momento en que noté que me pedía dar un paso más y me asusté. No quería salir de mis comodidades, no quería ser diferente y decidí seguir como si nada, pero nada es igual si Dios no es el centro de tu vida.
Un día me di cuenta de que tenía todo lo que podía desear una chica de mi edad y que no era feliz, que estaba vacía y que lo que sentía no era comparable a la felicidad que había sentido cuando vivía con el Señor como el centro de mi vida. Al volver a Él descubrí que me amaba profundamente. Surgió en mí el único deseo de corresponder con toda mi vida, con mi pequeña vida, a su amor ¡yo quiero ser suya!
Ahora soy seglar consagrada de la Fraternidad Seglar en el Corazón de Cristo, llevo algo más de un año, estoy en formación y puedo decir que Cristo colma mi vida como nada lo hace. Actualmente, una parte de mi entrega se concreta ayudando en la parroquia (otro de los grandes regalos que me ha hecho el Señor) intentando mostrar a los demás lo que yo un día descubrí y aún sigo descubriendo: que Cristo ha dado la vida por cada uno de nosotros, nos salva y ama.
Mª Elena Canelada Sánchez
Fraternidad Seglar en el Corazón de Cristo